Aléjate del rosa y el azul. Puedes apostar por tonalidades muy diversas, desde el verde más natural hasta el amarillo, que, aunque muchos le tengan miedo, es un color muy bonito y alegre. Si buscamos alegría en una habitación infantil ¿por qué no rendirnos a su poder iluminador?
Sí, un niño no pesa demasiado, pero siempre hay que prevenir. Una buena sujeción y un columpio cuyo material no sea extremadamente pesado, como maderas ligeras o incluso tela, podrían ponerte las cosas un poco más fáciles.
Para terminar, intenta dar un toque diferente con elementos DIY. Por ejemplo, puedes hacer banderines de colores pastel, con diferentes retales. También sería una excelente opción apostar por los doseles ¿Hay una cama más romántica que la que cuenta con un dosel? No te olvides del poder de los espejos, en este caso, los espejos con marcos decorativos recargados, pintados en color pastel, pueden ser tu mejor amigo.
Para muestra un botón. Fijaos en lo bien que queda esta cama de forja con el estampado floral de la pared. Dan ganas de acurrucarse en ella ¿verdad?
Coincido completamente con lo que dice Bea, la combinación de colores (un amarillo chillón casi flúor y azules) y el uso de determinados elementos decorativos como el flexo de pinza o los juguetes de la estantería, hacen que te traslades automáticamente a una película de los 80. Quizá estés en la habitación de Elliot en E.T y no te des cuenta.
¿Problemas de espacio? Incluso la habitación más pequeña puede reservar un rincón para colocar un escritorio. Sólo hace falta fijarse en este ejemplo. Un armario empotrado que deja un hueco junto a la ventana (bien de luz natural). Unas cuantas baldas o tablones a medida, bien sujetos a la pared y los muebles, son más que suficiente para asentarse como escritorio.
Para este ejemplo he escogido, además, un tono que me fascina. Los amarillos y mostazas, en general, suelen dar muchísima iluminación a las estancias. Como no queremos sobrecargar, me parece apropiado este ambiente, en el que se ha optado por pintar determinados elementos. Pequeñas pinceladas que acompañan al blanco dando muchísima vida.
Te resistes a eso de incluir colores como un arcoíris, pero también quieres que la habitación de tu peque esté a la última. No te parece tan descabellado que los colores vivos sean un toque ideal para estos ambientes, pero siempre con mesura.
Si se trata de hacer que tu hijo desarrolle su imaginación, no se me ocurre un mejor lugar para hacerlo que en un rincón de lectura. Sí, ya sabemos todos lo importante que es inculcar a los peques el hábito de leer.
El blanco es neutro. Esto es así. Unos muebles blancos darán muchísimo juego en la habitación infantil, pues además de ser neutros, podrás combinarlos sin problema con cualquier otra tonalidad que escojas para paredes o textiles. Además, estos muebles blancos pueden tener una vida más larga.
Me parece una idea muy pero que muy divertida. Además de ser muy fácil de conseguirla. Tan sólo necesitas una cuerda larga, las de fibras naturales como el esparto, cáñamo o sisal son, además, mu decorativas. Coloca esa cuerda entre dos puntos extendiéndola. Puedes aprovechar dos columnas o incluso los extremos de un mueble. Luego, tan sencillo como “tender” esos dibujos con las típicas pinzas de madera formato mini. El resultado es encantador.
Si el negro sigue sin convencerte, no te preocupes, hay más opciones. Dividir la pared infantil en dos zonas, te permitirá incluir en la parte inferior o superior cualquier tonalidad. Un verde alegre, por ejemplo, contrastará con los suelos y muebles de madera. Aportará así una gran calidez a la habitación de tu hijo.
Al cubrir la litera con paneles hasta el techo, se logra, además, que estos espacios cuenten con privacidad. Tu hijo podrá jugar a las carreras en su parte, mientras tu hija disfruta de sus muñecas (o de más coches de carreras) en la otra.
En este ejemplo me fascina la sencillez del dormitorio en general. Evidentemente el blanco tiene mucho que ver, también la madera en su estado más natural. El móvil de este ambiente sigue esa sencillez. Parecen pequeños listones de madera de diferentes tamaños, superpuestos unos sobre otros. Un toque sencillo que aporta contraste al telón de fondo, la pared blanca.
El papel pintado es un clásico. Esto es así. Desde hace unos años son muchas las mamás que se han rendido al poder de los papeles pintados; y es que no podemos negar que dan un toque especial ¿Lo mejor de todo? La gran variedad de modelos y colores para elegir.